Guía para elegir una almohada

2020/07/25

¿Cuándo fue la última vez que pensaste en las almohadas de tu cama? Si tu respuesta es “hace mucho tiempo”, eres de la mayoría. Cuando se trata de falta de sueño, uno piensa inmediatamente en razones que justifiquen el mal dormir, como el estrés, preocupaciones, o incluso, el colchón —puede que sea muy duro, que se hunda, etc.—, pero son menos las veces que culpamos a una almohada. Y lo cierto es que también pueden estar afectando nuestro sueño profundo.


Al final del día, el trabajo más importante de tu almohada es que sea un apoyo con el que puedas lograr una posición correcta al dormir durante toda la noche. Y cuando hablamos de apoyo, no es solo algo blandito y cómodo. La almohada debe mantener la cabeza, el cuello y la columna, todos en alineación neutra, y apoyar la curvatura natural de la columna. Mantener una columna neutral no solo alivia el dolor de cuello, sino que también alivia la presión en todo el cuerpo.


Si es así, comprar una almohada debiese ser una decisión a la que habría que otorgarle cierta importancia. Por eso, en Práctico conversamos con dos expertos para que nos respondieran las dudas respecto a este funcional y esencial producto.


Lo primero que hay que dejar en claro es que no hay nada que esté comprobado científicamente con evidencia dura para decir que un tipo de almohada es mejor que otra. Eso nos explica el doctor Andrés Leiva, traumatólogo y especialista en columna de Clínica Meds.


Las recomendaciones que existen y que se pueden hacer, continúa Leiva, son más que nada en base a trabajos biomecánicos, más bien teóricos, que tratan de extrapolarse a la realidad. Si bien son recomendaciones con una base científica, no se pueden aplicar a todas las personas por igual.


Lo segundo que hay que aclarar es lo que nos indica Giovanni Olivares, kinesiólogo y coordinador de Ergonomía y Salud Ocupacional de la Escuela de Kinesiología de la Universidad de los Andes. “Si bien una almohada es importante, no hay que olvidar que para propiciar y conciliar el sueño se deben contar con condiciones mínimas, tanto del entorno de la habitación —condiciones ambientales: ventilación, ruido, temperatura— así como también de elementos para la cama. Por ejemplo, la elección de una almohada, pero también la del colchón, sobre los cuales pasaremos alrededor de un tercio del día durante todos los días del año”, indica.


¿Puede una almohada dificultar el buen sueño?

“Una almohada incorrecta puede afectar al cuello, porque puede producir una sobrecarga en algunas estructuras, que puede reflejarse en dolor al despertar o durante la noche. Esto, a la vez, puede traducirse en un mal dormir, situación que nos llevaría a un estado estrés y que al mismo tiempo amplificará los dolores causados por la falta de sueño”, dice Andrés Leiva.


Según ambos expertos entrevistados, no podemos hablar de una almohada incorrecta. Lo que ocurre es que hay almohadas para todos los gustos y cada persona tiene que descubrir cuál es la adecuada.


Giovanni Olivares explica que no existe una receta única para indicar un almohada o colchón estándar para la población en general, pues todos somos distintos. Sin embargo, una selección inadecuada, en base a las características propias y requerimientos de cada persona —si es niño/a, adulto mayor, o se tiene alguna patología, etc.—, puede traer consecuencias negativas, tanto a nivel postural (molestias músculo esqueléticas), como al no propiciar un efectivo descanso, alterando el sueño, generando sensación de fatiga, ronquidos y otros.


“Considerando que la columna vertebral es una unidad anatómica continua, si una almohada —al ser muy alta o muy baja— genera asimetría a nivel de cuello, no solo afectará esa parte del cuerpo sino también otras zonas, como los hombros o incluso las lumbares”, añade el kinesiólogo.


Síntomas de que estoy durmiendo de forma incorrecta

Ahora, ¿cómo descubrir que estoy durmiendo mal? Puede parecer absurdo, pero no todos notan que su sueño no es del todo reparador. No obstante, hay ciertas señales que pueden atribuirse a un mal dormir, según nos explica el doctor Leiva. Los síntomas más comunes son:


-Dolor de espalda y/o de cuello


-Dolor de cabeza al despertar


-Ronquidos (que puede deberse a varias razones)


-Cansancio


Y, ¿de qué depende dormir bien?

Si estamos completamente sanos, si no tenemos ninguna enfermedad diagnosticada (como un trastorno del sueño), si no tenemos un compañero o compañera que ronca en extremo, no debiésemos dormir mal. Si es así, quizás las razones que te impiden caer profundamente en los brazos de Morfeo están entre las que indica Andrés Leiva:


-No tener una postura correcta al dormir.


-Por el estado de mi columna. Es decir, si está sana o presenta algún problema, como discopatía o artrosis.

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